Blanca Aráuz

Blanca Aráuz, telegrafista, guerrillera y consejera del general Sandino, quien ya había sufrido la tragedia de perder dos hijos varones durante su militancia en la montaña, muere al dar a luz a su hija Blanca Segovia, en la mañana del 2 de junio de 1932. Tenía 24 años.
Nicaragua (San Rafael del Norte)


Está naciendo junio en Nicaragua.
En torbellinos,
lenguas de sol sucio filtran las hendiduras del ramaje
mientras mi vientre puja sus delirios
las toscas orfandades de una ausencia que inaugura siniestros derroteros,
mientras mi vientre puja los apremios de esta vida engendrada en las montañas
cuando
yaciendo junto a los helechos,
el amor rubricaba sus convenios con aristas de semen perentorio,
con torrentes de luna en cautiverio.
Tendida en la liturgia de mi muerte,
he extraviado el camino hacia los túmulos donde yacen los hijos que cayeron huyendo de una bala a quemarropa,
un golpe impredecible de tortura,
las hordas desveladas de los miedos.
Sólo pujo estos coágulos quemantes
en tanto el ángel de la sombra llega,
derrama el agua santa en los rincones,
invierte las pisadas,
quiebra ortigas,
desgarra con sus dedos descarnados la urdimbre de mis pobres amuletos.
Preñado ya de su traición cercana,
Sandino expirará
de carne abierta,
abatido a la vuelta de un tratado por la seca impiedad de los fusiles que lo acechan detrás de barricadas donde el engaño ríe,
satisfecho,
donde los mercenarios justifican sus concesiones,
sus venalidades,
muerden la dignidad del continente entre fauces de dientes amarillos,
muestran sus claudicantes estertores ante el odio que exige un escarmiento.
Y yo aquí,
Blanca Aráuz,
la guerrillera,
pariendo este silencio que me nombra con aullidos de fiebres puerperales
por haber emprendido la osadía de perpetuar su sueño,
a pura sangre.
En Nicaragua, junio está naciendo.

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